Diarios de Jean – Cancun (14/07/06)

cun

A la redacción de este Cuchitril de Sitio Web (TM) han llegado una serie de notas en formato de diario de una tal Jean. No sabemos quién sea ella en realidad, pero venían acompañadas de unas fotos bastante preciosas. Tal vez encuentren ustedes en estos escritos algo con lo que se identifiquen.

14/07/06

Juan me dio las llaves de la casa con un llavero de explorador, con brújula y termómetro. Después de ubicar el norte le digo “ahora no me vayas a decir que el termómetro también sirve…” y me shockea cuando me contesta que el promedio aquí es de 30 grados, justo lo que marca el termómetro a la sombra.

Después de eso vamos al Hilton, con su horrible estructura piramidal  y el barecito/palapa en una esquina del hall. Tanto absurdo lujo me recuerda a Paris Hilton, que sobrevive gracias a todos esos gringos que van a gastar su varo ahí. No está mal, supongo que uno paga por la comodidad y la amabilidad.

 

En ese sentido yo estoy aquí como en hotel de n-mil estrellas, tengo mi propio espacio (no solo en el sentido geográfico del término) y estoy casi como en casa.

 

Lo que sí es que el sol ya no me perdona y me latiguea un poco y empiezo a tener esa diferencia de colores tan mía (el efecto Duvalín) además de unos moretones bien chidos cortesía de no se donde porque aquí ni me he pegado que yo sepa…

 

Luego en la tarde, después de trabajar un rato encuentro a Enrique en línea y me encuentro haciendo planes que nos incluyen a los 2, aunque estemos tan lejos, y se repite la conexión cósmica que tenemos porque él le dijo a su jefe “I’m afraid I’m unemployable” y yo le estaba enviando “Sugar baby love”.

Es chido contar con alguien, es chido confiar en alguien, es chido darse la oprtunidad de querer a alguien, de recuperar a alguien aunque ese alguien no termine de recuperarse a sí mismo y probablemente se vaya otra vez.

 

Pero bueno, estar aquí me hace darme cuenta de que todos vamos y venimos en nuestra vida y en la de los demás. Y eso también es chido porque si no sería rutinario. Y yo descubrí hace tiempo que no quiero hacer de mi vida una rutina, prefiero el cambio constante y sé que tampoco puedo

Palabras e imagen: Jean.

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