Sinopsis: Al ver la vida de Yaz en peligro, la Doctora toma una decisión que dispersa a sus acompañantes en distintos puntos de sus vidas.
Una crítica recurrente a las primeras dos temporadas de Jodie Whittaker como la Doctora es el exceso de acompañantes. Con el poco tiempo para explorar estos personajes importantes en la serie, las temporadas 11 y 12 corren la misma suerte que la primera temporada de Peter Davison, el quinto Doctor: no pasamos de un conocimiento muy superficial de los personajes.
Aún en la era dorada de Patrick Troughton, el segundo Doctor, sus primeros seriales mostraban una TARDIS atiborrada de personajes: la chica Mod que mandan a preparar el café, el marino valentón que arregla todo a catorrazos, y un lelo pero bonachón Escocés que necesita que le expliquen cómo comer con cubiertos. La solución en ese entonces, funcionó para el quinto Doctor y para Jodie Whittaker: una purga en el elenco.
¿Qué tiene que ver este preámbulo con Once, Upon Time, el tercer capítulo de esta temporada 13, denominada The Flux? Que nuevamente tenemos tres compañeros, Yaz, Vinder y Dan, y el apretado tiempo del capítulo no termina de aterrizar las desventuras cronológicas de los tres.
Sumémosle a esto que necesitamos ahondar en el pasado de la Doctora, incluir un cameo de la Doctora Renegada (la genial Jo Martin), una reencarnación hasta hace poco desconocida y que se introduce otro personaje más, la misteriosa Bel. Chibnall nuevamente se mete en la camisa de once varas de poner demasiadas ideas en la olla. Al menos Jo Martin brilla en su pequeña aportación a la historia.

Al final de la doceava temporada, Yaz queda como coprotagonista de la serie. El cliffhanger del capítulo anterior se enfoca en ella y lo más lógico sería enfocar Once, Upon Time en su pasado, presente y futuro. Se pierde esa oportunidad de darle a Yaz un capítulo, su capítulo, donde podemos verla en acción cuando era policía, cómo se llevaba con su familia y cómo un Weeping Angel la está acechando a lo largo de un tiempo fragmentado. Once, Upon Time era el momento clave para darle carga emocional a la jornada de Yaz.
¿Qué le quitaría? Escenas con Bel, un personaje nuevo cuyas escenas, por desgracia, son repetitivas. Con mostrar la determinación con la que busca a su pareja en un universo fragmentado es más que suficiente. No eran necesarios ni los Daleks ni los Cybermen. Odio quitarle tiempo al personaje nuevo, pero creo que es mejor terminar de contar la historia de uno establecido antes de aventar más nombres al reparto.
Hablando de Bel, no quiero entrar a la acusación fatua de que es una Mary Sue, pero creo que poner a una persona embarazada dando marometas y disparando sin el mínimo retortijón le quita credibilidad a las escenas. Aunque también me dice que el guionista nunca puso atención cuando su pareja tenía un cólico de los mil demonios.

Otra gran falla en el guión: el destino confuso del aguerrido Vinder. Por fin tenemos información sobre él, vemos -no nos dicen- su integridad y después de lo que sufre, toma una decisión que no tiene mucho sentido. Entre quedarse en un páramo que alguna vez fue su planeta o moverse en el espacio y tiempo para buscar a su pareja, que resulta ser Bel, prefiere quedarse en un planeta en ruinas. Momentos que ruegan por el jalón de orejas a Chibnall.

Es normal que Doctor Who tenga malos efectos especiales, pero Once, Upon Time se esmera en mostrar las deficiencias de presupuesto. Los Daleks flotan como globos de San Valentín, Jodie Whittaker y Jo Martin brillan en un tono verde tipo Señor Burns, y las partículas azules que conforman a The Flux son, simplemente un efecto de partícula con brillantina.
A diferencia War of the Sontarans, este capítulo falla el “show, don’t tell”. Muéstrame que alguien va a viajar en el tiempo, no obligues a tu actor principal a decir “Oh, creo que voy a viajar en el tiempo” y luego mostrar como se hunde en un efecto malechote en Blender.
Odio sonar como alguien que se queja demasiado, pero con los aciertos de los capítulos anteriores, Once, Upon Time quedó mucho a deber. Tiene sus positivos, claro. Permitir que los actores representaran a otras personas en las distintas líneas de tiempo fue genial. Esconder a la Doctora y a sus acompañantes en diferentes puntos del espacio-tiempo es algo muy propio de este programa. Que la premisa sea jugar a las escondidillas en la vida de uno mismo me pareció interesante, ¿qué mejor lugar para huir que en distintos momentos de tu propia vida? El problema es cuando tratas de escaparte de alguien que viaja en el tiempo a su placer. Como un Weeping Angel. Fenomenal cliffhanger para Once, Upon Time.
Los capítulos centrales de una antología pueden arruinar o concretar una historia. The Flux: Once, Upon Time tiene sus aciertos, pero decepciona al compararse con los capítulos anteriores. Village of the Angels parece estar más enfocado. Veamos cómo sale esto.
-Sam J. Valdés López