El futuro está ocurriendo ayer récords presenta:
Todos lo hicimos. El experimento de pintar un disco de cartulina con diferentes segmentos de colores, perforar un par de agujeros y hacer pasar un hilo de cáñamo a través de ellos para crear un sencillo sistema rotativo que al girar nos mostrara mágicamente el resultante color blanco.
Menciono lo anterior porque me parece que es exactamente lo que hizo Weezer con su nuevo “Álbum Blanco” (oficialmente titulado “Weezer” igual que sus predecesores “Azul”, “Verde” y “Rojo”), con la diferencia que Rivers Cuomo hace mucho tiempo que dejó de experimentar. Él sabe bien el resultado de sus proyectos antes de correr el “experimento”. Sabe que la mejor combinación de elementos musicales de sus anteriores creaciones suele producir nuevas y únicas piezas, tan contradictorio como eso pueda parecer.
Recordemos por ejemplo las similitudes entre “Beverly Hills” y “Back to the shack” de los álbumes Make Beleive y Everything Will be Allright in the End respectivamente. O “Don’t let go” y “I’m your daddy” de Weezer (Green) y Raditude. Pues bueno, el álbum blanco pareciera ser la obra maestra del auto tributo, del reciclaje glorificado, del dominio de la composición en base a una fórmula validada. Y eso, sin lugar a duda, es lo mejor que le pudo pasar a los fans de Weezer desde, vaya, desde no hace mucho tiempo.
Everything Will Be Allright in the End, su disco anterior de apenas hace un par de años, fue considerado por muchos seguidores de hueso colorado (incluyéndome) como el tan largamente esperado tercer album de la banda que finalmente se podría codear con Weezer (Blue) y Pinkerton. Pero Weezer (White) viene a cambiar esa perspectiva, al menos para mi. Y es que tal vez ahora deberíamos comenzar a considerar que Everything Will Be Allright in the End y White son la nueva mancuerna que pida un tercer contrincante en el futuro. Y no porque le quiten su lugar a Blue y Pinkerton, nunca habrá una producción de Weezer que se pueda codear con Blue o Pinkerton por una simple y sencilla razón: Matt Sharp. Ese sonido característico de los primeros dos discos fue obtenido únicamente por la combinación falsetos, bajo distorsionado y progresiones melódicas Matt Sharp marca registrada. Y simple y sencillamente no se ve ni una remota posibilidad para que Sharp se reincorpore a su antiguo rol como bajista de Weezer en el futuro. Su independencia musical al frente de The Rentals es algo que no deja de darnos gratas sorpresas y que no se visualiza que estuviera dispuesto a sacrificarla por un rol secundario en la banda de Rivers. Además, Scott Shriner se ha ganado a pulso la titularidad como bajista de Weezer y es tan Weezer como lo fue Sharp en su época.
Pero regresando a los particulares de White, se rumoró mucho que este nuevo material tendría una fuerte influencia de los Beach Boys, lo cual de por si ya es una referencia obligada para Rivers & Co y que ciertamente se hace presente en el track abridor “California Kidz”. Pero fuera de eso, me parece que cada canción es como un segmento de color de ese disco de cartulina hipotética de la cual hacía analogía al principio, cada una con un tinte de algún album predecesor. “Wind in our sail” evoca el piano y rítmica de “Perfect Situation” del Make Believe (el cual bien pudo haberse llamado Weezer – Black en vez de Make Believe), “Thank God for Girls” y “(Girl We Got A) Good Thing” tienen ecos de la experimentación hacia nuevos caminos musicales de discos como Raditude y Hurley, “Do You Wanna Get High?” es un homenaje perfecto al sonido de la época Pinkerton, “King of the World” es el sencillo redondo al nivel de los grandes clásicos de la banda (¡y perfecto para escucharse al salir a correr!), “L.A. Girlz” parece haber salido de la misma camada de los gloriosos lados B de la época del Blue (viene a la mente “Susanne”, lado B de “Undone – The Sweater Song). “Summer Elaine and Drunk Dori”, “Jacked Up” y “Endless Bummer” son tal vez las que mejor representan la propuesta de sonido única de White, pero como si fueran una continuación de lo alcanzado en Everything Will Be Allright in the End. Insisto, dando esa percepción del seguimiento que se percibía entre Pinkerton y Blue.
¿Qué harías distinto si volvieras a tener 17 años pero con la experiencia de alguien que ya pasó de la segunda mitad de sus 30’s? ¿Qué buscarías perfeccionar? ¿Que hubieras evitado si tuvieras una segunda oportunidad de tomar una decisión de la que siempre te quedaste con la espina del “hubiera”?. La respuesta romántica es: “Nada, haría lo mismo”, pero creo que la respuesta real es más parecida a lo que hacen los protagonistas de las películas en las que hay temáticas de viaje en el tiempo: cambiarías algo. El álbum blanco de Weezer es la forma en la que Rivers Cuomo responde a esas preguntas, sin cambiar nada del pasado, reajustando todo en el presente y dejándonos expectantes por el futuro.
Palabra de Homo Rodans.