A la redacción de este Cuchitril de Sitio Web (TM) han llegado una serie de notas en formato de diario de una tal Jean. No sabemos quién sea ella en realidad, pero venían acompañadas de unas fotos bastante preciosas. Tal vez encuentren ustedes en estos escritos algo con lo que se identifiquen.

28/05/06

Pizza con espinacas y champiñones. Fue lo que comió Oliver antes de que entráramos a “La Cantina”, antro Vallartense en el que no hay gringos. ¡Hurra!

Y no es por xenofobia sino que de repente hasta yo me siento extranjera en mi propio país.

 

De ahí y ya con un poco de alcohol encima nos fuimos al “Bebotero”. Donde una banda en vivo animaba más que esa otra música de banda y reggaeton que estábamos escuchando en otro lado.

 

Me la he pasado de antro en antro. Del Cuates & Cuetes a la orilla de la playa, al Viejo Vallarta frente al Seahorse en el malecón. O el otro del que no recuerdo el nombre pero tiene sombrillas de palma y velas que se apagan en la noche por la brisa marina. El Party/drinks to go donde te venden un litro de una madresucia que de sucia solo tiene el nombre porque es refrescante y me imagino que hasta cierto punto nutritiva (leche, licor de café, hielo, etc.) y en el que la terraza está loungera.

 

Vallarta, ciudad de vacaciones eternas y demasiado alcohol. De chelas en el malecón pero cafés en los alrededores o más lejos. Aunque la soda italiana del Café Canela sigue sin comparación a la bizoda de Coyoacán.

 

Aunque acá el mesero se parezca a Axl Rose y te guiñe el ojo al hacer contacto visual y todos tengan playeras Vallartenses con tipos gordos pero emblemáticos e irreales[1].

 

Me agrada Vallarta. Hasta los borrachos en la calle son chidos.

Palabras e imagen: Jean.